viernes, 11 de septiembre de 2009

CRONICAS DEL MURCIELAGO (PARTE III)

Una enorme disculpa por haber tardado tanto en retomar esta serie. Como podrán comprender, tengo toda una vida de qué hacerme cargo además de este blog. Aparte de que estas madres toman tiempo en escribirse. En fin…sigamos adelante en la historia cinematográfica del caballero de la noche.

Creo que sería bueno empezar haciendo un breve repaso de lo ocurrido la vez anterior. Para bien o para mal, Tim Burton había entregado la más extraña de todas las incursiones de Batman en el cine, hasta la fecha. Y aunque fue un éxito razonable, la Warner podría haberse sentido conforme si tan solo hubiese recaudado la mitad de lo que el primer filme había logrado en 1989. Recordemos que en Hollywood no basta con que a tu película le vaya bien económicamente; la ganancia debe ser el doble o el triple de lo que se invirtió en ella. Para colmo de males, el incidente con McDonald´s demostró que no tenían la menor idea de cómo comercializarla (para más detalles, ver CRONICAS DEL MURCIELAGO PARTE II). Así que “amablemente” le pidieron a Burton que se levantara de la silla del director para darle paso a alguien que les garantizara el Batman que querían: ligero, juvenil y con más acción. En una palabra, comercial.


Aunque no contaba con la misma popularidad que su antecesor, Joel Schumacher se había ganado la reputación de ser un director redituable. Comenzó su carrera en calidad de diseñador de vestuario en filmes como Sleeper de Woody Allen y su currículum de realizador incluía hasta ese momento a los clásicos de culto ochenteros St. Elmos Fire (1985) y Los Muchachos Perdidos (The Lost Boys, 1987), al igual que thrillers como Flatliners (1990), Un Día de Furia (Falling Down, 1993) y El Cliente (The Client, 1994), basada en la novela de John Grisham. A diferencia de Burton, Schumacher no es la clase de director que tiene la necesidad de imprimir su huella en cada fotograma. Estaría más que contento en entregar un Batman mainstream y accesible. Sin embargo, la dirección no fue el único cambio radical que sufrió la franquicia. Michael Keaton se negó a regresar como el encapotado, en parte como un gesto de lealtad hacía Burton y también por deseos de llevar su carrera hacía nuevos horizontes. Nadie podría culparlo por lo último; ¿qué tan cómodo puede ser actuar con kilos de caucho y hule- espuma encima? El traje de Batman es básicamente una botarga. De modo que en esta ocasión los honores recayeron en Val Kilmer.

Kilmer era conocido en aquel entonces como un actor razonablemente versátil, habiendo incursionado en producciones tan diversas como la comedia Top Secret! (1984), la fantasía épica Willow (1988), el biopic The Doors (1991) y el western Tombstone (1993), en el cual encarnó al legendario pistolero Doc Holliday. Fue gracias a este último papel que Schumacher decidió contratarlo como el nuevo portador del manto del murciélago. Kilmer era el candidato ideal para cumplir el objetivo de alcanzar un nivel accesible y atractivo para las masas. Se podría decir que es la antitesis de Keaton; atlético, rubio, de ojos azules…uno lo ve e inmediatamente y deduce que no ha de tener problemas para ligar o repartir madrazos cuando la situación lo amerite. Es algo así como una versión “James Bond” de Batman. El concepto del individuo ordinario que necesita hacerse de un traje y de toda una actitud para crear una ilusión se perdió por completo. Ahora bien, ¿es esto algo malo? No necesariamente. En su defensa hay que admitir que Kilmer se esfuerza hasta donde puede por dotarlo también de cierta dimensión psicológica. No es que lo logre en todo momento, pero el trabajo que hay detrás puede apreciarse claramente. En resumen, cumple con su chamba considerando el estilo particular que este filme persigue. Por otra parte, la gran novedad aquí fue la inclusión por primera vez de Robin. Debo admitir que este nunca ha sido de mis personajes favoritos. De hecho, siempre prefiero que Batman prescinda de su ayuda. Sin embargo, cumple con una función muy importante en ayudarlo a tener una mayor estabilidad emocional para evitar volverse demasiado amargado u obsesivo. Querámoslo o no, es parte de su historia y de su mitología. Y de hecho, en las películas anteriores ya se habían registrado varios intentos fallidos por incorporarlo a la trama. Pero no fue sino hasta en esta ocasión cuando ganó su derecho legitimo de figurar en la franquicia. Su origen está bastante apegado al de los comics (hijo de una familia de acróbatas de circo que son asesinados durante una función, Bruce Wayne lo adopta y lo entrena para ser su compinche, etc.) y en el contexto de aquella época no puedo imaginarme a otro actor en su piel aparte de Chris O´ Donnell, quien termino dándole vida en la película. Al igual que Kilmer, es obvio que fue elegido porque su carita y sus músculos eran garantía segura para atrapar a un publico femenino (y me imagino que también al masculino). Pero enfocarse únicamente en este punto superficial sería muy injusto para él, ya que pese a no ser ningún Laurence Olivier, realiza un buen trabajo en capturar la ira sin rumbo y confusa que moviliza al personaje original. Esto se le agradece incluso cuando se toma la molestia de soltar diálogos tan risibles como: “!Santos metales oxidados, Batman!”. Después de todo, un poquito de humor camp no le hace daño a nadie.


Es un hecho que un héroe sólo es tan bueno como sus villanos. Y si por algo se distingue Batman es por contar con una galería de los más pintorescos y originales enemigos en la ficción popular. Muchos no apreciaron el desempeño de Jim Carrey como el Acertijo por considerarlo sobre actuado. No obstante, si uno analiza con detenimiento la manera en la que el personaje solía ser presentado en la historieta original, descubrirá que desde el principio ya tenía una cualidad caricaturesca y elástica, como si fuese un hombre de goma. Es por eso que las muecas y gesticulaciones de Carrey en realidad le estaban haciendo bastante justicia. Además, el hecho de que re-imaginaran su origen como el de un ex - empleado de Wayne que desarrolla una obsesión enfermiza hacía su patrón le otorga una dimensión bastante interesante. Sin embargo, es en el tratamiento de Harvey Dos Caras donde considero que la película sufre su mayor tropezón. Tommy Lee Jones reconoce públicamente que no sabía nada acerca del personaje cuando fue contratado para el papel. Y se nota. Porque si hubiese hecho su tarea, habría descubierto que en realidad Dos Caras es un personaje serio y tragico. Se supone que no debe tener ningún afán en parecer gracioso. Desgraciadamente, Jones optó por interpretarlo de manera bastante similar al Joker de Jack Nicholson en el primer filme de Burton. Cuando ambos malhechores aparecen juntos en escena, el resultado se siente excesivo e irritante. Lo que hacía falta era precisamente un contrapunto a las payasadas de Carrey. En lugar de complementarse mutuamente, parecen estar compitiendo por el mejor one liner. Si ya tienes a un villano que se prestaba fácilmente al humor, ¿para qué quieres a otro igual?


¿Recuerdan que les mencioné en alguna ocasión que los papeles femeninos suelen ser uno de los puntos débiles de estas películas? Pues Batman Eternamente tampoco sale muy bien librada en ese sentido con Nicole Kidman, la ahora ex – señora de Tom Cruise, quien interpreta a una psiquiatra criminologa que se siente atraída hacia el encapotado con el mismo crush que una estudiante de segundo semestre podría desarrollar hacía su maestro de la facultad. No estoy diciendo que su actuación sea totalmente mala, pero cuesta trabajo creer que una siquiatra con la supuesta trayectoria y profesionalismo que a esta se le atribuye pudiese expresarse de manera tan apasionada, casi como una colegiala. Por lo mismo, su química romántica en pantalla con Kilmer peca de acartonada; y con los diálogos de psicoanálisis de tocador que se intercambian mutuamente, hasta pretenciosa.

La Ciudad Gótica que conocimos en el mundo de Burton atravesó también por una transformación radical. Donde antes había gárgolas, callejones oscuros y rascacielos puntiagudos, ahora estamos rodeados de estatuas griegas y anuncios de neón con colores chillones. Es como si de un Nueva York expresionista hubiésemos pasado a un Tokio luminoso o a una Las Vegas en pleno viaje de acido. Pero lo más intrigante de Batman Eternamente quizás no sea lo que terminó siendo, sino lo que iba a ser en un principio. Akiva Goldsman, guionista que en su momento estuvo a cargo de escribirla y que ahora es mejor conocido gracias a su Oscar por Mejor Guión Adaptado en Una Mente Brillante (A Beautiful Mind, 2001) de Ron Howard, afirma que originalmente se tenía pensado que la película fuese muchísimo más oscura y compleja. El primer borrador del guión incluía muchísimos detalles importantes en la trama que tuvieron que ser eliminados de la edición final. El más notable de ellos fue el diario que Bruce Wayne encuentra de niño en el funeral de su padre. Mientras que en la película era solamente un objeto sin mayor trascendencia, más adelante, luego de que sus enemigos hubieran invadido su casa y destruido la baticueva, Bruce iba a volver a encontrárselo para descubrir que aquella noche en que murieron sus progenitores fueron al cine por iniciativa de ellos y no por qué él les había insistido que los llevara, liberándolo así del sentimiento de culpa que lo ha estado atormentando todos estos años. Si tienen curiosidad por conocerla, les recomiendo conseguir la edición especial en DVD doble que salió a la venta en el 2005, misma que incluye como parte de su materia extra a esta escena en su totalidad.

Batman Eternamente fue estrenada en Estados Unidos el 16 de junio de 1995 y recaudó 52. 78 millones de dólares en su primer fin de semana, convirtiéndose en el mayor éxito de taquilla después de Toy Story y superando por mucho lo recaudado por su predecesora. Joel Schumacher había “salvado” a Batman. El status económico del Caballero de la Noche se encontraba a salvo por el momento. Pero el artístico ya era otra cuestión. Y como el desarrollo de los acontecimientos permitirían más adelante confirmarlo, Schumacher no tardaría mucho en verse engullido por la maquinaria que él mismo había ayudado a poner en marcha.

No hay comentarios: