domingo, 30 de noviembre de 2008

¿MR. QUIÉN...?

MR. BROOKS (2007)
Dirigida por Bruce A. Evans.
Escrita por Bruce A. Evans y Raynold Gideon.
Producida por Kevin Costner, Raynold Gideon y Jim Wilson.
Protagonistas: Kevin Costner, William Hurt, Demi Moore, Dane Cook
y Danielle Panabaker.

De manera muy similar al personaje principal de cuyo nombre toma su titulo, Mr. Brooks es una película que sufre de un desdoblamiento de personalidad. Por desgracia, esta característica funciona más como un gran bache que como un reflejo fiel de su argumento. Kevin Costner interpreta a Earl Brooks, el acaudalado dueño de una fábrica de cajas que ha ganado el respeto de la comunidad gracias a sus donaciones caritativas. A primera vista, Earl tiene todo lo que podría desear; un trabajo exitoso, una casa grande, una maravillosa familia…y una inexplicable predisposición a asesinar gente. Este lado oculto de su naturaleza es manifestado a través de Marshall (William Hurt), un siniestro hombre al que sólo Earl puede ver y que lo tienta a la menor provocación. Hasta el momento en que la historia arranca, Earl ha pasado dos años manteniendo bajo control su sed de sangre. Cuando Marshall logra convencerlo de volver a caer, comete un gravísimo error: deja las ventanas abiertas en la escena del crimen. Esto lleva a que un fisgón llamado Smith (Dane Cook) obtenga evidencia fotográfica del secreto de Brooks, misma que está dispuesto a no difundir siempre y cuando Earl permita que lo acompañe en su próxima matanza para instruirlo en los placeres de exterminar vidas inocentes. Mientras todo esto ocurre, la Detective Tracy Atwood (Demi Moore) reparte su tiempo entre seguirle la pista a Earl, lidiar legalmente con un divorcio muy amargo y quitarse de encima a un delincuente que la odia a muerte por haberlo llevado a prisión. Y por si todo esto fuera poco, la hija adolescente de Earl (Danielle Panabaker) parece tener más en común con su padre de lo que parece.

Cómo pueden ver, hubiéramos podido tener aquí una variación interesante del cuento de Jekyll y Hyde, de no ser por tantas subtramas que distraen y entorpecen su ritmo. No se que opinen ustedes, pero a mí lo que menos me interesa es el cinismo del ex – esposo de Atwood al exigirle insultantes cantidades de dinero como parte de los acuerdos de la separación. A pesar de que Brooks es claramente el eje de la narración, este es el único personaje que no acapara una buena parte del tiempo en pantalla con sus tribulaciones. ¿Qué hay de los mecanismos psicológicos que lo movilizan a matar? Nada de esto se explora ni se menciona cabalmente, así como tampoco la manera en que esta tendencia repercute dentro del resto de su vida diaria. Los realizadores de esta cinta esperan que de manera instantánea asimilemos su enfermedad, sin brindarnos la menor referencia para poder establecer alguna conexión verdadera con él. Ni siquiera Marshall, su desalmado alter ego, cumple con la promesa de llegar a ser lo suficientemente amenazador. Dignos de mención son los esfuerzos de Costner por darle nuevos aires a una carrera que desde hace casi una década no había vuelto a dar señales de vida. Quizás él sea la última persona a la que nos podríamos imaginar en el papel de un asesino en serie. Y entre los muy escasos aciertos de la película, este sería el mejor.

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