jueves, 11 de diciembre de 2008

EL CODIGO INOFENSIVO



EL CODIGO DA VINCI (THE DA VINCI CODE, 2006)
Dirigida por Ron Howard.
Escrita por Akiva Goldsman, con base en la novela de Dan Brown.
Producida por Brian Grazer y John Calley.
Protagonistas: Tom Hanks, Audrey Tautou, Sir Ian McKellen, Paul Bettany, Alfred Molina y Jean Reno.

No es nada sorprendente que este titulo figure entre los elegidos para inaugurar la cartelera veraniega. Los iniciados en la novela de Dan Brown recordarán el particular estilo narrativo con el que el autor logró plasmar en papel elementos de acción y suspenso dignos de cualquier thriller hollywoodense, creando así un libro que prácticamente pedía a gritos una adaptación a la pantalla grande. De hecho, tengo la sensación de que Brown es un guionista frustrado que escribió El Código DaVinci con la intención expresa de ingresar a la industria. Ahora, gracias al dúo dinamico de Ron Howard y el productor Brian Grazer, el libro que anhelaba ser película ha visto su sueño hecho realidad. El diseño de producción, el ritmo de la edición, la banda sonora y uno o dos emplazamientos de cámara triunfan en introducir a una atmosfera abundante en intrigas y verdades a medias. Tan sólo en estos aspectos técnicos, el filme no demuestra ser espectacular, aunque si entretenido.

En el momento en que se esfuerza mucho por parecerse a su material original, afloran las debilidades. Cuando Tom Hanks le habla a Audrey Amelie Tautou sobre los orígenes del Priorato de Sión, parece presidir una de las conferencias universitarias de su personaje más que dirigirse a su interlocutora. Esos flashbacks explicativos llegan a ser chocantes en su afán de sobre-contextualizar y bombardear de información a los posiblemente escasos espectadores que todavía no conocen el libro. En contraste con la importancia dada a la atmósfera, varios personajes y actuaciones se quedan cortos. Tal parece que Alfred Molina y Paul Bettany sobreactúan por que se supone que son los malos. Con su cara de niño explorador, Hanks tiene un desempeño decente como protagónico masculino, si bien muchas de sus reacciones no se ven muy naturales que digamos. El caso más grave aquí es Jean Reno. Haciéndola por enésima vez de gendarme, policía, detective o patrullero, está en serio peligro de convertirse en una versión francesa de Jesús Ochoa.

Y ahora, la pregunta en boca de todos: ¿tiene sustento la polémica? ¿Volveré a mi casa ofendido o sintiendo como si hubiera pagado para que me golpearan en el estomago? Permítanme plantearlo de la siguiente manera. Imaginen por un momento que tienen un abuelo o un tío ya muy entrado en años que jura y perjura haber sido secuestrado por extraterrestres. El susodicho describe con todo lujo de detalles el color de la luz con el que fue abducido, la forma de la nave espacial, la temperatura en el interior de la misma, la textura en la piel de las criaturas que supuestamente lo utilizaron para experimentos inhumanos, a qué sonaba mas o menos los extraños y guturales sonidos que empleaban para comunicarse entre ellos….una narración dotada de una asombrosa puesta en escena y gran dramatismo. Con el paso de los años, nunca les queda claro si lo que el viejo decía había sido cierto o simplemente perdió el juicio a manos de la senectud. De lo que no guardan duda alguna es de que se trataba de un cuento interesante para las tardes de domingo. Con esto en mente, vayan a ver El Código Da Vinci. Como la inofensiva ficción que es, tiene muchas cosas que decir y que nadie les obliga a tomar en serio. Al menos no demasiado.

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